lunes, 23 de abril de 2012

La importancia de dormir bien (2)


Todos sabemos que nuestro cerebro no funciona muy bien cuando no dormimos el tiempo que necesitamos. Una investigación llevada a acabo en la Universidad de Harvard, descubrió que el cerebro sigue aprendiendo, cuando está dormido.

El neurocientífico Matthew Walker, encontró que cuando dormimos, podemos mejorar la eficiencia de nuestra memoria en un 20 %, pues ese es el momento en que el cerebro relaciona los nuevos conocimientos, con otros recuerdos o capacidades que ya poseíamos.
El científico señala que: “En nuestro trabajo de investigación, hemos entrenado a personas de noche, antes de irse a dormir y luego controlamos su sueño. A la mañana siguiente, al despertar, los sometimos a diversas pruebas, a través de las cuáles pudimos comprobar que su desempeño promedio fue mejor, en un 20%".

Considerar al descanso como una ayuda para aprender, no es algo nuevo, pero el equipo de Walter, informó a la revista Neuron, que su estudio demostró el grado de importancia que tiene el sueño.

Contando con 62 voluntarios, se realizó una serie de pequeños experimentos, uno de los cuales consistía en evaluar la capacidad de escribir una secuencia de letras con la mano no dominante (en un teclado), en dos situaciones distintas.

La primera, entrenando a los voluntarios durante la mañana y efectuando la prueba 12 horas después, lo que arrojó una mejoría del 2% en el desempeño. La segunda, entrenando a los voluntarios de noche y reexaminándolos a las 12 horas, después de un sueño reparador, en la que la mejoría fue considerablemente mayor, ya que alcanzó al 20% como promedio.

Por otra parte, se realizó un análisis en el patrón de sueño, hallando una fase que se denomina Fase II.Cuando sucumbimos al sueño profundo y reparador, esta es la etapa que atravesamos antes de entrar en la fase de Movimientos Oculares Rápidos (MOR), que es cuando ocurren los sueños. Según Walter, pasamos alrededor del 50% de la noche en Fase II sin MOR.

Al examinar los períodos de sueño, los investigadores hallaron que el momento más crítico para el aprendizaje parecía ser el último cuarto de la noche; si vivimos en un mundo de fantasías de ocho horas de sueño, las dos últimas serían las más importantes.

Si observamos electroencefalogramas (EEG), podemos ver las distintas pautas de actividad eléctrica del cerebro en etapa de vigilia y de sueño.

Durante la etapa de fase REM o de movimiento ocular rápido y en las del estado de vigilia, encontramos que la frecuencia y la amplitud son similares. En cambio en la etapa de sueño no REM, las ondas cerebrales presentan una mayor amplitud y una menor frecuencia; lo que indica que las neuronas se descargan más despacio y de forma sincronizada.

La conclusión fue que: "Esta es la parte del sueño reparador que muchas personas interrumpen al levantarse temprano en la mañana".

Mientras dormimos, la información recibida en la vigilia es rememorada, para ser almacenada o descartada. Este proceso de almacenamiento fortalece las sinapsis entre las neuronas que albergan lo aprendido, y es la mejor forma que tiene el cerebro de imprimir la nueva información.

Además, el permitirnos dormir las horas que necesitamos, nos ayuda a recuperarnos mental y físicamente de las actividades del día, algo sumamente importante, pues sin un buen descanso, tampoco podremos estar en condiciones de aprender.

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